conclusiones
a tenor de todo lo publicado anteriormente, vemos que la relación diseñador-imprenta tiene que estar definida básicamente por la comunicación y la confianza.
Sin estos dos elementos se nos hace muy difícil entender un espacio común para la realización de cualquier proyecto. Más aún si hablamos de innovación. En esos proyectos donde nosotros nos sentimos más cómodos, en los que hay un espacio ámplio para cada uno para aportar nuevas ideas, en esos proyectos és donde se hace notar más la empatía, la relación de los dos actores.
És demasiado fácil cargar las tintas contra la falta de conocimientos técnicos que adolecen muchos diseñadores gráficos. Creo que el mercado es lo suficientemente "inteligente" para premiar a quienes tienen una buena base de conocimientos otorgándoles los proyectos más complejos porque sólo ellos van a ser capaces de jugar con todas las inmensas posibilidades que ofrecen las artes gráficas. Sólo aquel que tiene claro el proceso productivo se va a embarcar en proyectos técnicamente exigentes. Así pues, de lo que se trata a nuestro parecer, és más que nada fortalecer y enriquecer las relaciones entre diseñadores y imprentas a tal fin que la comunicación sea fluida. De pactar un vocabulario conjunto, una mesa de trabajo cómoda para todos. Aqui el esfuerzo tiene que venir por las dos partes.
Los diseñadores con un esfuerzo para entender las bases del proceso productivo. Y las imprentas un esfuerzo para hacer evolucionar sus posibilidades aplicados a nuevos productos.
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